Su respuesta, ahora también, online

Cuando el grupo de letrados de Bufete Pérez Alfonso.com se dispone a presentar su página web, tan arduamente concebida, no sabe muy bien este país si de verdad tiene Ministro de Justicia o no. La marcha del anterior y el ascenso precipitado del nuevo, a pocos pasos de las elecciones, dejan poco margen para la elaboración de un proyecto que, ante todo, tiene que ser de modernización.

Parece consustancial a la página web un intento propagandístico y comercial de las bondades de nuestro bufete. No abdicaremos del mismo,  procurando no caer en lugares comunes (somos los mejores) o en fosas comunes (podemos solucionar cualquier asunto). Ambas cosas serían grandes falsedades que Vds. no creerían.

Nos consideramos un bufete mediano pero sólido. Sin esa solidez y consistencia habría sido imposible navegar durante estos años, manteniendo la clientela e incluso ampliándola. Detrás de ello hay durísimas jornadas de estudio y de trabajo. Poco más, siempre sentados detrás de una mesa con un libro de consulta y la pantalla del ordenador encendida.

A pesar de ello, de nosotros y de muchos como nosotros, el ciudadano sigue desconcertado: han sido demasiadas normas en un cortísimo espacio de tiempo. La adaptación a una legislación más homologable -así como las imposiciones de nuestra pertenencia al club europeo-, han convertido la regulación de la relaciones entre ciudadanos, y entre éstos con instituciones y corporaciones, en un intrincado paseo por la biblioteca de El nombre de la rosa.

A su vez, las series televisivas, los informativos de las múltiples cadenas de televisión y radio, contribuyen a perpetuar el momento mediático que hace que en el imaginario de la gente se fije una foto simple: detenido o libre, con fianza o sin fianza, demandas por lo penal, querellas por lo criminal, denuncias por lo civil. Todo es rápido y cotidiano, forma parte del almuerzo, uno detrás de otro los asuntos judiciales se degluten con el primero y segundo plato. No hay otra.

Mientras eso ocurre, la vida alrededor de la justicia transcurre de dos formas ajenas al ruido de unos y de otros. Los irónicamente llamados Palacios de Justicia, que se caen al igual que aquéllos de la Escopeta Nacional, son inmunes al paso del tiempo: los jueces atesoran su acervo de artículos en la más hermosa juventud recluidos en habitaciones solitarias y aisladas. Ajenos a la vida y al brillo de esos años, se examinan de todo aquello que cualquiera puede encontrar en Internet y a partir de ese momento deben dirimir cuestiones complejas tanto del intrincado mundo de los negocios, como de la mente o el alma (según se quiera) humanas. El sistema, salvo honrosas excepciones, que también las hay, no se sostiene y yerra cada día. Los jueces lo saben y por eso conviven entre ellos temerosos de ver la realidad tal y como la están conformando, y nosotros lo sabemos, y comprendemos que cada expediente, cada solicitud, cada vez que nos ponemos la toga, significa un ejercicio de funambulismo.

El funcionariado tampoco yerra nunca. Tenemos no solo grandes amigos dentro del colectivo, sino que hay personas dentro del mismo que de verdad son heroicas. ¡Pero cuánto mal humor, incompetencia, absentismo y retraso somos capaces de digerir cada día y luego tratar de explicar al cliente! A ese cliente al que no le paga un proveedor, al que le niegan la visita a sus hijos, que han dejado en el paro, que le han dejado la reparación mal hecha,  y que además debe abonar un dinero para pedirle justicia a un Estado que está obligado a dársela. ¿Cómo explicar a esa persona que trabaja doce, quince, dieciocho horas que no hay derecho a que los funcionarios se queden sin la paga porque un día estudiaron de memoria algo que está en Internet?.

Con estos escrúpulos llegamos cada mañana a nuestro bufete y comenzamos la tarea  de contribuir al orden desde la estructura jurídica que debiera funcionar según se nos enseñó en las facultades de Derecho. Ese amado orden jurídico, incapaz de convivir con el desorden legislativo oportunista; esas bellísimas construcciones de nuestro Tribunal Supremo en sus momentos más profundos y acertados que han contribuido tanto a regular la sociedad; ese libro analítico de ese Magistrado que nunca tuvo miedo a salir a la calle, a oír a los abogados, que jamás pensó que ganábamos más dinero que él y que nos respetó por nuestro continuo estudio.

A todas esas quimeras nos dedicamos en Bufete Pérez Alfonso, y para transmitirles algo de nuestra forma de ver el derecho e incluso la vida, hemos creado nuestro blog. Les animo a seguirlo y a participar: no se hablará solo de nuestras cuitas y de algunas alegrías; se aportarán ideas sobre arquitectura y patrimonio, sobre actualidad, literatura, política. Se hablará desde la ponderación pero sin miedo. Desde la claridad. A veces desde el desparpajo. Todas las voces invitadas, y sobre todo sus opiniones, terminan formando parte del entramado jurídico. En nuestra web no solo Castán y Cossío tienen cosas que decir, USTED  tiene cosas que decir y debe manifestar cómo quiere ese orden social que los abogados debemos gestionar.

Les invito a seguir a Elena Ferrer Tesoro, José Pascual Lloniz, José García-Tapial León, Antonio Jiménez Casero, Juan Luís Pavón Herrera y a Carmen Pérez Alfonso, que esperamos les seduzcan con sus plumas y, cuando menos, les hagan pasar un rato a veces ligero, a veces de reflexión.

Junto a ellos, inauguramos nuestra página de consultas on line. Nuestro complejo día a día necesita algunas respuestas breves, sencillas pero certeras que nos ayuden a tomar decisiones para las que no hemos sido preparados. Lejos de las páginas y páginas que inundan la red con supuestos estereotipados que solo podrán confundirle, lejos del amigo que enmascarado también en la red siempre le dirá lo que Vd. quiere oír, confíe su pregunta a nuestros letrados; no le resultará caro, y obtendrá su respuesta.

A partir de ahora, confiamos en establecer, nosotros también,  una amplia red, no de contactos, ni de amigos, ni de clientes: una red de confianza.

Mis mejores deseos para todos.

Carmen Pérez Alfonso

                   ICAS   3805

Directora Bufete Pérez Alfonso

Deja una respuesta